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Por Nohelia Guerra

Hace poco volví a ver Ratatouille, la película de Pixar, donde hay una escena que me gusta mucho, cuando Anton Ego, el temido crítico culinario, prueba el platillo sencillo preparado por Remy, que de inmediato lo transporta a un recuerdo de su infancia. En ese momento, lo conmueve no solo el sabor, sino la emoción que lo acompaña. Esa evocación emocional me recordó a su vez algo que sucede con los libros y me atrevería a decir que incluso de forma más profunda.

Con el paso del tiempo, cambiamos. Cambia nuestra forma de pensar, de sentir, de percibir el mundo… y por eso, aunque leamos el mismo libro una y otra vez, nunca será exactamente la misma lectura. Nosotros no somos los mismos lectores.

«Y así como todo cambia, que yo cambie no es extraño.»

– Julio Numhauser

Quisiera compartir dos lecturas que ilustran esta idea. Ambos libros los he leído en distintas etapas de mi vida y en cada ocasión han significado algo distinto:

📖 Cumbres Borrascosas de Emily Brontë


Lo leí por primera vez en la adolescencia y lo vi como una historia de amor trágico. Pero con cada relectura, descubrí una narrativa mucho más oscura, compleja y emocionalmente intensa. Los personajes dejaron de parecer románticos y se volvieron inquietantes. Entendí mejor la atmósfera lúgubre, las heridas emocionales y, al final, la posibilidad de redención a través de una nueva generación.

📖 El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez


La primera vez que lo leí, no logré empatizar del todo con los personajes ni con el tipo de amor que narra. Años después, la misma historia me resultó conmovedora. Comprendí la paciencia, la esperanza y la evolución de un amor que madura con el tiempo. García Márquez exige una lectura atenta y cada nueva mirada revela una capa distinta de su sensibilidad.

En síntesis, el mensaje de este blog es que en definitiva, releer no es repetir, es descubrir. Así como el gusto evoluciona con el tiempo, también lo hace nuestra forma de leer. Un mismo libro puede ofrecernos nuevas preguntas, respuestas inesperadas o emociones distintas, según la etapa de la vida en la que lo encontremos. Volver a una historia es, en muchos casos, una forma de volver a nosotros mismos con otra mirada.

Y el consejo de hoy es que no subestimes el valor de una segunda (o tercera) lectura. En la literatura, como en la cocina, cada experiencia puede ser única si sabemos saborearla con atención.

Si quieres debatir sobre este y otros temas relacionados con la literatura te invitamos a unirte al Club de lectura «Libera e Imagina». 

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Y ahora cuéntanos, ¿qué libro te gustaría volver a leer con nuevos ojos?

¡Hasta el próximo blog!

REFERENCIAS:

Brontë, E. (1847). Cumbres borrascosas. Thomas Cautley Newby.

García Márquez, G. (1985). El amor en los tiempos del cólera. Editorial Oveja Negra.